A propósito del Día de la Felicidad, vi una lista de una profesora de la Universidad de Yale. En ella hablaba de las claves que le daba a sus alumnos para ser ‘más felices’.

Estaban las típicas cosas como ‘dormir bien’, ‘hacer una lista por con las cosas de las cuales estamos agradecidos’ ‘pasar más tiempo con los seres queridos’, entre otros.

Uno que me llamó la atención y es un tema que está super de moda, era el ítem ‘menos conectado con las redes sociales y más conectado con la vida real’. Puede sonar super típico, pero siento que cada vez es más difícil desconectarse de las redes sociales. Incluso si uno olvida su celular en otro lugar y alguien te habla o te llama, te retan porque ‘no contestaste’. Entonces se vuelve un poco difícil desconectarse.

Es más, si estamos en una playa increíble, queremos compartir con nuestras redes lo increíble de esa playa, en vez de disfrutarla y sacar la envidia del resto. A veces pienso que eso de compartir todo en las redes sociales, no te muestra como una persona feliz, sino todo lo contrario, como alguien que necesita demostrarse así mismo que es feliz. ¿Sino para qué compartir que lo está pasando increíble, que tuvo un hijo o que está en un Templo Budista?

Mi pareja me reta a veces porque dice que paso pegada al celular, y es verdad, a veces  no puedo evitarlo y me encuentro copuchenteando fotos de gente que ni conozco, es un pequeño placer culpable. Pero hace 10 años, cuando Facebook recién veía La Luz, mi adicción era mucho peor. Subía cosas todo el rato, fotos, comentarios, opiniones. Ahora lo veo y me da vergüenza ajena. Y ahora con suerte me meto a Facebook porque trabajo con él o subo alguna foto a Instagram. Ni siquiera sé usar bien las Stories de Instagram, hacer un Live, ni menos Snapchat.

 

Dejar las redes sociales en un mundo que cada vez está funcionando más con la tecnología es super difícil. Sobre todo si todos te validan a través de ellas. 

 

Por eso creo que la mejor forma es hacerlo paulatino. Los fines de semana no pescar el celular y disfrutar de las actividades familiares (en mi familia hay varios adictos que llevan el celular a la mesa!), ir a lugares sin la necesidad de sacarle una foto mal Instagram y no estar pegado a whastapp para ver si alguien me habló. Suena difícil, pero por algo se empieza.

April 03, 2019 — Camila Werner